Dra. Désireé Larenas Linnemann
Alergia, asma y pediatría

Obesidad infantil

Es un trastorno metabólico que conduce a una excesiva acumulación de energía en forma de grasa corporal en relación con el valor esperado según el sexo, talla y edad.

El criterio más exacto para el diagnóstico de obesidad es la determinación del porcentaje de grasa que contiene el organismo. Para ello se pueden utilizar diversas técnicas de medición que estiman el contenido de grasa del organismo, como son: la antropometría, la pletismografía por desplazamiento de aire, la absorciometría dual de rayos X y la impedanciometría, entre otras. En la práctica clínica actual, el índice más utilizado para el diagnóstico de obesidad es el índice de masa corporal (IMC).

En niños la forma habitual para definir y clasificar la obesidad es la comparación del peso del niño con el peso de una población de niños normales. Cada vez se usa más el IMC, pero en el caso de los niños se ha de tener en cuenta la edad y el sexo, ya que el IMC “normal” cambia con la edad de forma diferente en niños y niñas.

Es la acumulación excesiva de grasa corporal, especialmente en el tejido adiposo, y que se puede percibir por el aumento del peso corporal cuando alcanza 20% a más del peso ideal según la edad, la talla, y sexo de la persona en cuestión.

Para calcular el peso ideal de un niño entre 2 y 5 años de edad, aunque de forma apenas aproximada, hay que multiplicar la edad en años por dos más ocho.

Ejemplo: para saber cuánto debe pesar, en media, un niño de cinco años, multiplica la edad (5) por 2 y suma 8. Es decir, 5×2+8=18kg. Este método no es exacto. Se trata de una ilustración. Lo cierto es consultar y considerar lo que diga el pediatra del niño.

Causas

Según los especialistas del tema, los cambios alimentares y las nuevas formas de vida son los principales desencadenantes en el aumento de la obesidad. Es decir, los criterios alimentares y la correría cotidiana de los padres son algunos de los factores que contribuyen a que los niños presenten sobrepeso.

Sedentarismo:

Aparte del consumo de alimentos con alto contenido en grasas y azúcares, el sedentarismo de muchos niños les hace más obesos. El practicar una actividad física es esencial a su crecimiento y a su salud. El estilo de vida que llevan los niños también ha cambiado mucho.

La mayoría de las actividades que realizan se concentran en torno a la televisión, al ordenador y a los videojuegos. Muchas familias, por la falta de tiempo o por comodidad, acaban dejando a los niños delante de la televisión toda una tarde, en lugar de llevarlos al parque o a cualquier otra actividad que les favorezcan más.

Los juegos al aire libre, las excursiones, los deportes, etc., son cada día sustituidos por actividades sedentarias. Según las últimas encuestas, los niños españoles pasan una media de 2 horas y media diarias viendo la televisión y media hora adicional jugando a los videojuegos o conectados a la Red.

Otros factores:

Existen, además del mal hábito alimentario y la falta de actividad física, que son los que encabezan los motivos por los que la sociedad tenga sobrepeso, otros factores que determinan la obesidad infantil. Puede haber influencias sociales, fisiológicas, metabólicas y genéticas. Un niño con padres obesos, por ejemplo, estará predispuesto a ser obeso también. Sea por una cuestión social, de mal hábito alimentario, o por genética. También se puede presentar obesidad en caso de que el niño sufra algún trastorno psicológico.

Consecuencias

Los malos hábitos adquiridos durante la infancia pueden llevar al niño a sufrir consecuencias preocupantes, principalmente para su salud. El riesgo de desarrollar trastornos durante la adolescencia es un ejemplo claro de lo que puede suceder si el niño obeso no recibe el tratamiento y la atención adecuada a su alimentación y forma de vida.

Males que la obesidad puede generar:

Según los expertos, la obesidad cuando se manifiesta en la infancia y persiste en la adolescencia, y no se trata a tiempo, probablemente se arrastrará hasta la edad adulta.

Recomendaciones

  1. Ir caminando a la escuela o bajar una parada antes.
  2. Fomenta juegos que no sean sedentarios.
  3. Que no se pase mucho rato delante de la televisión ni de la computadora.
  4. Prepárale comidas variadas y equilibradas.
  5. Evita los restaurantes de comida rápida, y si concurres come una sola porción de comida (o sea una sola hamburguesa).
  6. Evita las bebidas con gas (refrescos).
  7. Llevar una alimentación adecuada

pirámide de la alimentación

Pirámide de la alimentación.

 

Prevención
La prevención de la obesidad infantil, la responsabilidad recae en los padres, quienes tienen la obligación de observar los siguientes aspectos:

Aspectos Psicológicos

Los niños obesos tienen una pobre imagen de sí mismos y expresan sensaciones de inferioridad y rechazo. Por lo tanto, suelen presentar dificultades para hacer amigos. La discriminación por parte de los adultos o de los compañeros desencadena en ellos actitudes antisociales, que les conducen al aislamiento, depresión e inactividad, y frecuentemente producen aumento en la ingestión de alimentos, lo que a su vez agrava o al menos perpetúa la obesidad. En la adolescencia el concepto de sí mismo es de tal importancia que cualquier característica física que les diferencie del resto de sus compañeros tiene el potencial de convertirse en un problema más grave, en concreto disminuyendo su autoestima. Es también un gran problema encontrar vestimenta para los niños obesos, ya que es difícil que encuentren ropas de moda adecuadas para su talla. Además, estos niños presentan frecuentemente alteraciones del comportamiento, síntomas de depresión y ansiedad.

También es más frecuente que las personas obesas coman compulsivamente, y que tengan un largo historial de desórdenes alimentarios que se caracterizan por los atracones y las variaciones de peso. Por ejemplo, la influencia de factores Psicológicos aún permanece incierta, mientras que el paciente obeso ha sido etiquetado como comedor compulsivo, también encontramos a muchas personas no obesas que también lo son.

La patología psicológica se encuentra ligada a esta enfermedad, solo en un número pequeño de casos, entre estos el "síndrome del comedor nocturno" (anorexia por la mañana, gula por la tarde e insomnio), han incluido en este pequeño grupo a aquellos que han sido obesos desde su infancia, en este caso, más que un factor de acusa psicológica, el sentido común lo llamaría una consecuencia psicológica.

Tratamiento Psicológico

Muchos trastornos del apetito encubren disfunciones familiares o problemas de autoestima y sociabilidad, los que pueden influir en las conductas con respecto a ingesta y actividad física. "Un mal manejo de un trastorno psicológico puede dificultar un cambio hacia conductas saludables, contribuyendo al fracaso del tratamiento", enfatiza. Final mente se explica que todos estos aspectos han sido considerados para implementar el protocolo operacional del Programa de Tratamiento de la Obesidad Infantil y Juvenil del INTA, tiene como objetivos principales, en primer lugar, realizar un enfoque y un manejo integral de la obesidad del niño y del adolescente que contribuya un éxito a largo plazo, tanto de la prevención como del tratamiento de la obesidad.

En segundo lugar, modificar conductas con respecto a hábitos de ingesta y de actividad física, promoviendo hábitos nutricionales y estilos de vida saludables en el paciente y en su familia, y finalmente, conseguir la normalización de los trastornos metabólicos que conducen a enfermedades crónicas del adulto en los pacientes afectados. El Programa está formado por un equipo multiprofesional que incluye pediatra, endocrinólogo, nutricionista, psicólogo, enfermera y técnicos profesionales de apoyo (gastrónomo).

Dentro del programa se incluyen talleres nutricionales teóricos y prácticos para enseñar a preparar una dieta saludable y talleres psicológicos para preparar al niño y a su familia para el definitivo cambio de hábitos, dice finalmente la especialista.

 

Doctora Désirée Larenas Linnemann

Alergia, asma y pediatría

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